A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


sábado, 21 de abril de 2012

El día del libro con mis nietos



Queridos  chiquitines: Va por vosotros que empezáis a deletrear sílabas y frases.

Hoy es un día muy bonito e importante, porque celebramos la fiesta del libro de forma que se lea mucho en este día, se hable de libros y, sobre todo, se amen un poquito más los libros, ya que en ellos podemos encontrar cosas  que nos enseñen, ayuden, diviertan... ¡Todito lo podemos aprender en los libros!

¿Os confieso un secretillo que me parece que no he desvelado jamás? ¿Sí? A nadie mejor que a vosotros que lo entenderéis y no se os parasá por la cabeza lo que algunos mayores dirían: ¡Esta mujer no anda bien de la pinza!

Y yo creo que sí, que lo estoy. Por eso, mi secreto para vosotros: A cada libro que leo, le doy un chorro de besos. ¿Que por qué? Ya os lo he dicho: Siempre siempre me sireven para lo que necesito.

¡Ah! Y los huelo -mmmm-, y paso la mano por sus hojas -¡qué suaves!-, y si tiene  ilustraciones, me detengo a mirarlas despacio -¡qué arte!- y, en fin, que para los chiquitines, sobre todo mi Gonzalillo, esta retahíla tan divertida.

A ver si los que ya tenéis de cinco años para arriba, os la aporendéis de memoriaa. Muchos besos de la  abuela que  tanto, tanto os quiere.

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NIÑO CABALLERO

A un puchero zapatero cayó un sapo puñetero, y en mi plato pirulero lo encontré con un
sombrero

-¡Hola, niño caballero! Como tú quiero comer del puchero zapatero.

-¡Fuera, fuera de mi plato! ¡Fuera, fuera que te mato!

-Ya me voy, niño gruñón. Que te pique un moscardón que te saque un buen chichón.


Al puchero del Señor cayó una bonita flor y en mi plato pirulero la encontré con el romero

.-Hola, niño caballero! Soy rosa del jardín del amor y de tu plato pirulero un poquito comer quiero.

-Si eres rosa primorosa del jardín del amor, toma y come con mi tenedor. Así estará más gordo el puchero del Señor.


-¡Hola, niño caballero! –dijo el sapo puñetero- ¡Yo te pedí comer primero comer de tu plato pirulero.

-¡Fuera, fuera de mi plato! ¡Fuera, sapo que te mato!

-Yo sí comparto el tenedor -dijo la rosa- con ese sapito hambriento que es criatura del Señor.

-Lleva razón la flor –dijeron todos- Llamemos al sapito puñetero y que coma también del

puchero pirulero.

-Sapito caguetillas, sapito caguetón, ven y come con nosotros del puchero del Señor.