A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


miércoles, 8 de mayo de 2013

Carta a mi nieto en su Primera Comunión




A mi nieto Ramón

Te quiero, lindo. Que siempre seas tan feliz como este día
o, al menos, recuerda que siempre estuvieron
contigo los que te queremos.

¡Vaya día, mi querido Ramoncillo! ¡Nada más y nada menos que tu Primera Comunión!
¿Sabes bien qué significa recibir por Primera vez la Comunión? Seguro que no, porque, a pesar de tus sobresalientes notas, a pesar de tus constantes rebeldías, preguntas e inquietudes, muchas, muchas más de las que a tu edad corresponden, la fe, a la que tú hoy te adhieres, impulsado por padres, familia y costumbres católicas, es algo complejo, incluso para los mayores, así que, como otras veces, y no siempre con acierto, esta tu abuela, te quiere decir con pocas palabras, lo que entiende por recibir por primera vez la Comunión.

Verás, precioso, es algo así como asistir a una fiesta, invitado por alguien importante que desea te sientes con él a la mesa para celebrar su cumple, por ejemplo.

Y claro, te preparas, te arreglas bien y te sientes contento porque, sobre todo, consideras un honor el que se haya acordado de ti. ¿A que esto lo entiendes? Bueno, pues, Jesús, del que tanto te han hablado, también invitó a sus amigos, sus discípulos, a celebrar con Él la última cena que iban a pasar juntos.

Y compartieron mesa, pan y un traguillo de vino. Y les dijo más o menos: siempre que os juntéis comed este pan y bebed este vino en memoria mía porque yo estaré con vosotros.

Y tú, el domingo estás invitado a comer de ese pan y a beber –bueno, mojarte los labios- de ese vino. Así que será como el pacto que cierre tu amistad con Jesús, pero, ¡claro, ya sabes! Los amigos se quieren, se respetan, se son fieles siempre en todo y, bueno, cuando vayas cumpliendo años, si así lo deseas, podrás ir ratificándote en la decisión de ser amigo de Jesús, que hoy, entre todos, hemos decidido.

Sé muy feliz, vida mía y si eres un buen cristiano, lo serás, porque entenderás que la mayor felicidad reside en el pacto de amor con la humanidad, pacto que hoy celebramos contigo todos lo que te queremos. Y tu abuela, un montón.

Y hoy, cuando todo ha pasado, tengo, y me durará para siempre, la resaca del día de familia, de alegría que vivimos todos con tu Primera Comunión. Y como recuerdo esta foto en la que falta el tito Ramón que es el que hace la foto y el tito César que también hace lo mismo.

Os quiero tanto a todos...
Doy gracias a Dios, porque me ha dado lo mejor:
una maravillosa familia.