A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


martes, 25 de febrero de 2014

Consejitos: Fe en Dios


¡
Mirad,mirad qué maravilla de cielo sobre mi bloque!
 Son pocas, muy pocas las veces que, cuando hablamos, no me repetís  la misma pregunta: Abuela. ¿tú crees en Dios? Y antes de que me dé tiempo a contestar alguno de vosotros añade: Dios es una tontería. Dios en un invento de los curas, etc. De sobra sé que todo eso lo decís más que nada para sonsacarme y ponerme de mal humor, pero no lo conseguís, y lo sabéis, porque mi contestación inmediata es: ¡bueno, respeto vuestra opinión pero no es la mía!
Hoy, sin pretender para nada, manipular vuestras  creencias, os quiero decir  las mías y daros algunos consejos para que tampoco os manipule alguien. Así que, ¡venga a tomad nota!
                                                                                                                ----------------
Dios no es un ser colgado del cielo manejando los hilos del bien y del mal. Tampoco Dios es una palabra que manoseada por filósofos, religiones y estudiosos la definen de mil maneras y con miles de atributos, para mí Dios –y es tan solo una opinión personal- es, ante todo un inmenso misterio del que nadie sabe exactamente nada. Por eso, tanto los que opinan ciegamente que existe como los que lo niegan, no tienen más argumentos  que vosotros o que yo.

Por otra parte, tener fe  en algo es aceptar una serie de verdades cuyo portador -la persona que nos las expone- es de nuestra total confianza. ¿No os sucede eso cuando un amigo del que os fiáis os cuenta algo? Sucede que en el caso de la fe en Dios, las verdades absolutas no existen, no las tiene nadie.

Y me preguntaréis: Entonces, abuela, ¿cómo podemos creer o no creer?  ¿Y  por qué hay gente que dice que Dios es un invento y otra que no duda de su existencia?  Ya os he dicho que tanto unos  como otros, se fundan, bien en lo que le han enseñado, bien en lo que a ellos les interesa creer para justificarse así mimos todo lo que les sucede.

Existe lo que llamamos intuición que viene a ser como  el primer chispazo que se nos viene a la cabeza cuando, por ejemplo, conocemos a alguien y solo por su aspecto, mirada, etc. intuimos cómo puede o no puede ser. Hay quién a eso le llama corazonada. En el diccionario podréis encontrar el siguiente significado: Conocimiento inmediato de una cosa, idea o verdad, sin el concurso de razonamientos.

¿Y a qué viene a eso, abuela? Eso viene a decirnos que  todos, en  mayor o menos grado, tenemos capacidad, sin mediación alguna, para, al menos, sospechar acerca de algún conocimiento. Y yo, por ejemplo, cuando contemplo el universo, intuyo que tiene que existir un ser, un algo muy superior al hombre que lo haya creado y, cuando pienso en la maravilla que es el  cuerpo de cualquier ser vivo, intuyo que no es casualidad y cuando vuelvo la vista atrás al rastro de mi vida, me veo en muy difíciles situaciones en las que siempre ha habido algo, alguien  que me ha ayudado a salir y seguir adelante y por intuición deduzco que no todo y siempre pasa porque sí. ¡Si yo os contara! Sois todavía muy niños para entender.

La  fe  en Dios no se pierde ni se gana, ni se transmite. La fe es una actitud de constante interrogante que nadie jamás ha logrado despejar. Si alguien dice que la ha perdido, es que jamás se preguntó nada.  Y si alguien os dice que Dios es una tontería, exigidle que os lo demuestre porque lo más probable es que la tontería ser él mismo.

Ahora, ¡eso sí! No creo en un Dios que premia y castiga. No creo en un Dios de silencios y olvidos... Porque la voz de Dios tampoco es eco de la nuestra. Sus palabras, nítidas y luminosas, sí que se superponen en la boca del  pobre, del marginado, del que clama justicia, y también, ¡como no!, en la florecilla, y en las estrellas, y en las puestas de sol...  No hay, pues, silencios de Dios, Hay, eso sí, oídos sordos de los hombres que buscamos y queremos un Dios, justo a nuestra medida.

Mi intuición, mi creencia  es ésta: Dios está aquí, en vosotros, en mí, en este mundo que deseamos mejor y que para que así sea tendríamos que  empezar por ser mejores nosotros. El mundo no se mejora solo; el mundo somos todos. Y Dios está en todos. ¿Por qué ocultarlo?  Si lo dejáramos asomar a nuestros ojos, el mundo estaría salvado.

No puedo transmitiros mi fe, no puedo ni tan siquiera pediros que la tengáis, pero sí puedo en este amanecer invernal cargado de niebla, aseguraros que siempre de mi nada brotó un halo divino que me creó de nuevo, que me colocó de cara al sol con una luminosa urgencia: levántate y anda.

¿No intuís ya en los campos, en las puestas de sol, en el vuelo de pájaros emigrantes la llegada de la primavera? Escuchad, mis queridos nietos,  la voz sí, de la primavera que ya  llega.  ¡Llenaos de otoños! ¡Llenaos de primaveras, de inviernos, llenaos de vida en todos los tiempos! Vivid  en cuerpo y alma, porque ahí os  daréis de bruces con Dios.

Sí, ya, ya continuaremos, preciosos que no cesáis en vuestras preguntas. Os lo prometo. 
Y esto va dedicado a Gonzalo que por ser el mayor, entenderá mejor. Muchos,muchísimos besos.

2 comentarios:

  1. Gran lección de una abuela masetra. Mil gracias Isabel. A mi también me enseñas

    ResponderEliminar
  2. Gracias, amigo. Siempre tan genial y generoso. Un beso.

    ResponderEliminar