A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


sábado, 31 de mayo de 2014

Consejitos: Privacidad



¡Cuánto os quiero! 

¿Os suena la palabra privacidad? Creo que en alguna ocasión ya os he dicho algo sobre este valor, pero lo considero tan importante en estos tiempos, que merece le dedique un capítulo. ya imagino que  sabéis, al menos aproximadamente qué significa esta palabra pero  os la voy a definir  tal y como viene en el diccionario de la Lengua Española: Derecho y propiedad de la propia intimidad y vida privada.
Y eso quiere decir que todos, pequeños y mayores, tenemos derecho a que se respeten aquellas cosas que pertenecen a nosotros solos y no tienen por qué conocer los demás, si   no queremos. Por ejemplo: Una niña o niño  tiene un gran lunar en el vientre. Solo sus padres se lo han visto, pero un día se lo enseña a su mejor amiga. ¿Creéis que esa amiga puede difundirlo? Si lo hiciera estaría faltando a la privacidad de su amiga que confió en ella.
Pues, ¿os dais cuenta del respeto que merecen las cosas íntimas de los demás? Pero no se trata solo de ese tipo de cosas, más o menos, del ejemplo. Hay  gran variedad de formas de faltar a la privacidad. Vamos a ver qué cosas deberíamos tener en cuenta de cara a practicar este gran valor que hoy día  anda por los suelos, sobre todo, en programas de la tele donde se habla de la gente sin ningún tipo de pudor y dando a conocer detalles de la privacidad  de personajes públicos, más que nada.
Por supuesto, lo nuestro no llega tan lejos pero sí para “andar por casa! que significa de cara a nuestro diario convivir con los demás.
 Mirad si es importante el tema que el artículo  18 de nuestra Constitución trata de …  Derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen. Así se puede denunciar a cualquiera que no respete la intimidad de otro.
Pero vamos a lo nuestro que es saber  cositas que  son allanamiento a la provacidad.

No se puede entrar en una habitación con la puerta cerrada sin llamar previamente y pedir permiso. Y da igual que sea la de un hermano que la de unos padres o fuera de casa, si  tenemos que ir en busca de alguien.
No se pueden leer los mensajes del móvil de nadie absolutamente y por mucha confianza que medio. Tan solo si nos dan permiso para hacerlo.
De igual forma, y aunque conozcamos la clave de un determinado correo electrónico, no  podemos leer, sin permiso de su destinatario, los email.
Y siguiendo con las Nuevas Tecnologías, no se puede escribir en Redes Sociales, comentarios que dañen la imagen de otra persona; tampoco  subir fotos sin su permiso.
Y a propósito de fotos, no se puede fotografiar a personas sin que ellas lo sepan y las publiquemos, después. Siempre que deseemos hacer una foto a alguien, tenemos que pedirle permiso. Este tema está muy castigado.
Tampoco podemos registrar cajones, armarios taquillas de alguien por mucha confianza que tengamos.
Es una  gran falta a la privacidad, leer cartas que encontremos, bien del Banco, bien de otra persona pero que nada tienen que ver con nosotros.
El cotillear,  curiosear y hablar de la vida de los demás es faltar a la privacidad con el grave peligro de calumniar que quiere decir que tal vez estemos  compartiendo tan solo suposiciones, habladurías, etc. pero que pueden dañar mucho la imagen, el prestigio de esa persona.
Ni que decir tiene todo lo que respecta al aseo personal, aunque se trate, como he dicho antes, de hermanos o padres. No se puede entrar en un lavabo, aunque la puerta no esté  bien cerrada, si sabemos que hay alguien dentro.
Casi no hace falta que os lo diga, pero es necesario saberlo bien todo: No se puede coger dinero ni de los padres ni de nadie. Antes de abrir a hurtadillas un monedero o bolso, hay que pedir permiso.
Y para terminar, no un consejito, sino dos:
 Si no queréis perder la intimidad, no os vendáis a nadie ni por nada. 
Respetad la privacidad de los demás como os gustan sea respetada la vuestra.

martes, 27 de mayo de 2014

Otra Primera Comunión


A mi nieto Ramón

                                
                                   Mi Ramón recibe su Primera Comunión

(Empecé el mes de mayo con la Primera Comunión de Gonzalo, que fue el primero y quiero terminar este bonito mes  con la primera Comunión del último: mi Ramón, aunque todavía falta la de mi chiquitín, Gonzalillo)

¡Vaya día, mi querido Ramoncillo! ¡Nada más y nada menos que tu Primera Comunión!
¿Sabes bien qué significa recibir por Primera vez la Comunión? Seguro que no, porque, a pesar de tus sobresalientes notas, la fe, a la que tú hoy te adhieres, impulsado por padres, familia y costumbres católicas, es algo complejo, incluso para los mayores, así que, como otras veces, y no siempre con acierto, esta tu abuela te quiere decir con pocas palabras, lo que entiende por recibir por primera vez la Comunión. 
Verás, precioso, es algo así como asistir  a una fiesta, invitado por alguien importante  que desea te sientes con él a la mesa para celebrar su cumple, por ejemplo. Y claro, te preparas, te arreglas   y te sientes contento porque, sobre todo, te consideras afortunado porque se haya acordado de ti.  ¿A que sí?
Bueno, pues, Jesús, te ha invitado a que te sientes con Él en la Eucaristía y compartas su pan y su vino como hizo con los apóstoles, sus amigos. 
Y, ya sabes, los buenos amigos, aquellos que hay que conservar,   se quieren, se entienden, no se traicionan; son fieles siempre. Así que, sigue siendo el hijos, el nieto, el amigo  bueno que eres y así irás dando tus primeros pasos por el camino del amor que es el camino del Evangelio,  el camino de Jesús que hoy quiere que seas su amigo. 
Aprovecha para dar gracias por tus padres y hermanos, por tu familia que tanto te quieres y que hoy estará contigo para celebrar este importante acontecimiento de tu vida.
Y no olvides que Jesús, tu gran amigo, hoy, dijo que lo más importante es amar a Dios y al prójimo, ese prójimo que no conoces, tal vez, pero al que debes desear lo mismo que deseas para ti.
Un beso muy  grande y especial de esta abuela que también recibirá la Comunión con la misma ilusión que  aquel  primer día de hace ya muchos años.

viernes, 23 de mayo de 2014

Carta a mi nieto Gonzalo a su regreso


                               

Hoy,  puesto que se aproxima ya la fecha de tu regreso,  mi querido nieto Gonzalo, tras seis meses estudiando y disfrutando de tu merecida beca en  Escocia, siento una inmensa alegría al pensar que en pocos días estarás, de nuevo, con nosotros.
Seis meses que se nos han hecho muy largos a todos, especialmente a tus padres, y que si bien es la primera vez que sales  lejos  de tu casa, de la familia a la que tanto valoras y quieres, de tus buenos amigos y, sobre todo, de la vida cómoda donde todo, prácticamente, te lo has encontrado hecho, has sabido superarte, vencer dificultades, andar solo por el mundo, en una palabra.
Pero creo, no obstante, que lo   más importante, trascendente y ejemplar ha sido tu convivencia y complicidad con todos pero en especial con  esos compañeros japoneses con los que has compartido prácticamente todo. No tienes ni idea de cómo me he emocionado cada vez que al referirte a ellos los has llamado hermanos.
Eres todavía muy joven, pero quiero decirte algo que tan solo deseo sea una sencilla reflexión, más para los mayores que para ti. Cuando en este mundo los hombres se alejan por razones  variopintas –país, color, idioma, economía, prejuicios, etc. – cuando al diferente se le discrimina,   se le humilla y hasta medio se le llama basura, tú, en tus pocos años pero en tu gran sensibilidad e inteligencia, le llamas hermanos, te fotografías abrazados a ellos y los vives como lo que realmente son: personas con tus mismas necesidades, alegrías, dolores, problemas… Antes existían grandes fronteras entre países, hoy las fronteras o fronteritas se han elevado a tal potencia que entre un reducido grupo de personas,  se alzan como telón de acero que nos separa.
Vivir es algo apasionante, pero lo es más vivir conscientes de la gran provisionalidad que somos y de cómo tendríamos que respetar, ayudar y amar al prójimo que, más lejos o más cerca, pisa nuestra misma tierra y tiene por techo nuestro mismo cielo.



Desde que naciste te he acompañado con mis mejores y sinceras palabras, hoy no puedo dejar de repetirte, una vez más, cuánto te quiero y cuánto bueno te espera hacer en el mundo. En unos meses te has adaptado, has aprendido e intercambiado culturas, has convivido y has hecho amigos de todos los colores. Te felicito, mi querido Gonzalo, y felicito a tus padres que tanto han hecho por ti y ¡qué caramba!, yo también me felicito por tener un nieto como tú.







domingo, 11 de mayo de 2014

Primeras Comuniones de mis nietos/as




Y esta foto la última, la de mi Ramón, el año pasado.

Queridos nietos y nietas: Al llegar  el mes de mayo no puedo dejar de recordar mi Primera Comunión, la de vuestros padres y las vuestras. Ya habéis crecido pero hoy, con la primera carta que dediqué al primero de la fila, Gonzalo, quiero refrescaos y refrescarme la memoria con momentos felices. Es por eso que reproduzco la carta más lejana, la primera que escribí a un nieto en  un día como este.
A mi nieto Gonzalo y a los seis que seguís. ¡Falta la de mi chiquitín que ya va para los cinco añitos!
Casi a la mano tengo aquel día de tu nacimiento, cuando mis brazos fueron los primeros que te acunaron en este mundo. ¡Que torbellino de sentimientos nuevos conmocionaban mi alma! Tu llegada a mi vida era como si, retrocediendo en el tiempo, me hiciera madre de nuevo por primera vez. Mis ojos fijos en tu realidad palpitante derramaron lágrimas de emoción, al tiempo que un sin fin de interrogantes me crecían sin respuesta en los adentros: ¿Te vería crecer sano y feliz? ¿Encontrarías en este mundo ese lugar mágico donde la justicia,  el trabajo,  el amor... hacen posible que los hombres vivan en paz..? 
¡Cuántas cosas, pequeño mío, soñaba para ti, tan recién nacido que sólo eras la gran novedad que todos contemplábamos como el milagro que se nos vino a las manos en un día maravilloso de julio de hace ya ocho, casi nueve años!
Y el tiempo ha ido dejando atrás aquel  primer gol que te hizo sentir,  en tu gran ingenuidad, protagonista y líder indiscutible, y dejó atrás tus primeras incursiones y descubrimientos en precocidades que te desconcertaban: el grillo muerto, la gente sin casa, los cajeros que no te daban dinero, el abuelo Mariano que no caía del cielo con la lluvia... ¡Cuántos desayunos y juegos compartidos! ¡Cuántas noches llenando el gran hueco  vacío de mi cama! ¡Con cuánta avidez viviendo y sitiendo tus momentos!
Pero he aquí que se te avencina un gran acontecimiento: tu Primera Comunión, algo que no obstante, parece ser mucho más importante para los demás que para ti. Algo, sí,  fue problemático para tus pocos años: la confesión. ¿Qué tengo que decir, mamá..? - preguntabas con tanta ingenuidad que daba pena escucharte. Y los mayores  empeñados  en elevar a  la categoría  de pecados pequeñas faltas de educación.
Mi querido niño: En este día quiero dejarte un mensaje para cuando sepas entenderlo: sólo pecan los que no tienen amor en sus corazón. Por eso, que este gran día, sea, ante todo, un paso que inconscientemente, hoy, con responsabilidad, mañana, te haga caminar siempre en el maravilloso Mandamiento del amor. También  hoy me emociono: has crecido. Habéis crecido. Os quiero  muchísimo