A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


domingo, 11 de mayo de 2014

Primeras Comuniones de mis nietos/as




Y esta foto la última, la de mi Ramón, el año pasado.

Queridos nietos y nietas: Al llegar  el mes de mayo no puedo dejar de recordar mi Primera Comunión, la de vuestros padres y las vuestras. Ya habéis crecido pero hoy, con la primera carta que dediqué al primero de la fila, Gonzalo, quiero refrescaos y refrescarme la memoria con momentos felices. Es por eso que reproduzco la carta más lejana, la primera que escribí a un nieto en  un día como este.
A mi nieto Gonzalo y a los seis que seguís. ¡Falta la de mi chiquitín que ya va para los cinco añitos!
Casi a la mano tengo aquel día de tu nacimiento, cuando mis brazos fueron los primeros que te acunaron en este mundo. ¡Que torbellino de sentimientos nuevos conmocionaban mi alma! Tu llegada a mi vida era como si, retrocediendo en el tiempo, me hiciera madre de nuevo por primera vez. Mis ojos fijos en tu realidad palpitante derramaron lágrimas de emoción, al tiempo que un sin fin de interrogantes me crecían sin respuesta en los adentros: ¿Te vería crecer sano y feliz? ¿Encontrarías en este mundo ese lugar mágico donde la justicia,  el trabajo,  el amor... hacen posible que los hombres vivan en paz..? 
¡Cuántas cosas, pequeño mío, soñaba para ti, tan recién nacido que sólo eras la gran novedad que todos contemplábamos como el milagro que se nos vino a las manos en un día maravilloso de julio de hace ya ocho, casi nueve años!
Y el tiempo ha ido dejando atrás aquel  primer gol que te hizo sentir,  en tu gran ingenuidad, protagonista y líder indiscutible, y dejó atrás tus primeras incursiones y descubrimientos en precocidades que te desconcertaban: el grillo muerto, la gente sin casa, los cajeros que no te daban dinero, el abuelo Mariano que no caía del cielo con la lluvia... ¡Cuántos desayunos y juegos compartidos! ¡Cuántas noches llenando el gran hueco  vacío de mi cama! ¡Con cuánta avidez viviendo y sitiendo tus momentos!
Pero he aquí que se te avencina un gran acontecimiento: tu Primera Comunión, algo que no obstante, parece ser mucho más importante para los demás que para ti. Algo, sí,  fue problemático para tus pocos años: la confesión. ¿Qué tengo que decir, mamá..? - preguntabas con tanta ingenuidad que daba pena escucharte. Y los mayores  empeñados  en elevar a  la categoría  de pecados pequeñas faltas de educación.
Mi querido niño: En este día quiero dejarte un mensaje para cuando sepas entenderlo: sólo pecan los que no tienen amor en sus corazón. Por eso, que este gran día, sea, ante todo, un paso que inconscientemente, hoy, con responsabilidad, mañana, te haga caminar siempre en el maravilloso Mandamiento del amor. También  hoy me emociono: has crecido. Habéis crecido. Os quiero  muchísimo


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