A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


jueves, 5 de junio de 2014

Abuela, ¿qué es mejor rey o república?


  Con la boca abierta me he quedado cuando mi chiquitín, a sus cuatro añitos, me decía: Abuela, se ha ido el rey. ¿Y cómo lo sabes tú? –le pregunté-. Porque lo sabe mi seño –contestó como dándolo por más que sabido-. Dice –añadió- que era un hombre muy bueno porque era el rey, pero está malito…
La conversación siguió pero yo me dije: tengo que escribir algo a mis nietos sobre este acontecimiento y aprovechad para darles unos consejitos y algo de información.  Así que voy a empezar por un cuento que escribí hace años. Se titula  “El rey de la corona de hielo”.
Esto era una vez un hombre que, cansado de trabajar, se decía: yo lo que quiero es ser rey, tener una corona, un trono y súbditos que me obedezcan y trabajen. Era tal la obsesión de aquel hombre por ser rey que a todas horas pensaba y rogaba al cielo que, como fuera, se convirtiera en rey.
Un día, cuando estaba a punto de dormirse apareció en su habitación un hada. Le dijo: He escuchado tus  grandes deseos de ser rey y vengo a ofrecerte la corona de tu reino. ¡Bien, bien! –exclamó el hombre—Ya se me acabó el trabajar y el mal vivir. ¡Bien! Pero el hada le dijo:  No he terminado de hablar. Tu corona será de hielo y cada vez que  hagas algo que no corresponda a un buen rey, se descongelará  una gota. ¿De acuerdo? ¡Claro que sí! –exclamó el hombre- ¡Claro que seré un buen rey!
El hada desapareció y el hombre se colocó su corona de hielo y, se presentó ante el pueblo, exclamando:  ¡Soy vuestro rey! Y eso quiere decir que tendréis que hacer cuánto yo os mande.
Pero aquel hombre convertido en rey se transfomó en un tirano: mentía, castigaba, daba órdenes y para nada escuchaba a la gente del pueblo que le suplicaba piedad y justicia. Así la corona de hielo, poco a poco, se le iba descongelando  sin que se diera cuenta y olvidado de las palabras del hada.
Sucedió que un día aparecieron en el pueblo unos hombres dispuestos a  apoderarse de las casas, de los campos y de todo. La gente corrió a pedir ayuda al rey, pero cuando este  pidió su corona para sentarse en el trono y dar órdenes, la corona ya se había descongelado y nada quedaba de ella. El hombre, desesperado, lloraba y repetía: ¡me la han robado, los malditos  y envidiosos ladrones! Entonces, apareció de nuevo el hada y le dijo. No, no te la han robado; la has perdido por ser un mal rey. ¿Recuerdas que te previne? Vuelve, pues, a ser un pobre y desgraciado hombre porque no supiste cumplir con tu deber.
Y se acabó el cuento, pero ahora me parece oír vuestras preguntas y razonamientos: ¿Qué hace el rey, abuela? Los reyes no trabajan y viven en palacios y tienen de todo: criados, dinero, coches… Hacen viajes por el mundo, comen de todo lo bueno, etc.
En fin, cosas así  seguro que se os ocurren y seguro que también a gente mayor, y yo, que no sé mucho, pero lo suficiente para contestar a vuestras interrogantes, quiero que sepáis algunas cosillas que van más allá de las apariencias, como sucede con casi todo.
Primero. Eso de que un rey hace lo que quiere es totalmente falso. Los reyes, desde que abren los ojos al despertarse, ya le están preparando el programa del día. Es decir, los actos a los que tiene que asistir, a los personajes que tienen que recibir, los papeles que tienen que firmar, las noticias que deben saber, las cartas que deben escribir, etc. etc. Para que os deis una idea, pensad, por ejemplo, el trabajito que os cuesta tener que ir todos los días al colegio y no poder iros, por ejemplo a jugar o a hacer lo que queráis. Luego del colegio, tareas, clases  complementarias, inglés, natación, etc. Así  estáis siempre deseando de tener vacaciones para disfrutar de tiempo libre. ¿A que sí? ¡Ea, pues los reyes pocas veces o pocas horas se pueden sentir libres y mucho menos hacer lo que quieran. Y eso para empezar.
Por otra parte no creáis que vivir en un palacio es lo mejor del mundo. Como todo tiene ventajas e inconvenientes. Por ejemplo, están rodeados de servicio, de guardias, de gente… ¿Qué os pasa cuando va una visita a vuestra casa, por ejemplo? Estáis deseando que se vaya  para poder estar y hacer lo que  os venga en gana sin testigos.
Los reyes no son  jarrones adornando aquí y allá, ¡qué va! Tienen que estar muy informados de cuanto pasa en el mundo y para ello tienen que leer, escuchar, viajar,  y tomar buena nota de todo lo que pueda interesar de cara sus países… Además, los reyes también sufren enfermedades,  como nuestro rey y a veces, tienen que disimular ante los demás y seguir con los actos que tocan.
Pero, abuela, me dirá seguro Javier: Hay gente que  no lo quiere que dicen que es mejor una república. ¿qué es eso?
A ver, os lo voy a explicar de la forma más sencilla que pueda porque sois niños y el tema es complicadillo.
Monarquía, como la que tenemos en España, es un régimen político en el cual el Jefe de Estado es un Rey o Monarca que no ha sido elegido en forma democrática, sino que el traspaso de autoridad se da en forma hereditaria, es decir, de padre a hijo sin que intervenga la voluntad popular. Se hereda como se hereda, por ejemplo, una casa de nuestros padres. Por consiguiente, no se vota.    
En el caso de la República, que también es un régimen político, el Jefe de Estado es un Presidente que ha sido elegido en forma democrática también en votación secreta y cuando el muere o dimite no lo heredan los hijos sino que hay que volver a elegir
Entonces, abuela, es mejor la República porque elige la gente, ¿no? Realmente, y a la hora de la práctica, la verdad es que no lo sé, pero, hoy por hoy, y en su día, los mayores votamos una Constitución en la que se dice que España es una Monarquía. En realidad, y en España, tenemos monarquía, rey,  que sí fue elegido, pues, por  votación y eso tiene que seguir así  a no ser que se cambie la Constitución y se vuelva a votar, cosa que sí se puede hacer, pero de momento tenemos rey porque, como os he dicho, así lo quisimos.  
Y creo que ya  os he explicado lo suficiente y… ¿Tú qué votarías, abuela?  No soy amiga de futurismos, pero llegado el caso, como lo hago siempre, solo me guiaría por mi conciencia. Y punto que lo mío no interesa, ¡curiosos! Nunca votaría, eso sí lo sé, a un rey o a un presidente de República que sospechara iba a cubrir su cabeza  con  “corona de hielo”.

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