A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


martes, 7 de enero de 2014

Celebro con mis nietos/as el centenario de Platero y Yo


Los niños lo titularon Platero y "Mua"

Mis queridos nietos y nietas: Mañana volvéis a clase. Ya sé que tenéis la mochila a punto con las cositas nuevas que os dejaron los Reyes para el colé. Un día  bonito este primero en el que todos y todas os contáis dónde y cómo habéis pasado las vacaciones y sobre todo, eso: los regalos que os dejaron los Reyes Magos.
Pero la abuela, siempre atenta a cuanto pueda interesaros, quiere hoy adelantarse a un acontecimiento del que seguro pronto muy pronto os hablarán vuestros profesores. Si ya  sabéis algo sobre el tema, os puede valer para una buena nota.
Así que leed despacio y enteraos. Se trata de celebrar este año la publicación de una obra universal de la que los mayores ya sabréis algo: Platero y yo. Sí, la escribió Juan Ramón Jiménez, un gran poeta español, hace cien años. Es decir, en el 1914. Nació en Moguer un pueblecito de Huelva. Este año, pues, hace un siglo, como os he dicho de la publicación de esta obra  que es considerada universal, porque ha sido traducida   a muchos idiomas.
En esta obra, Juan Ramón Jiménez recrea poéticamente la vida y muerte del burro Platero, dedicado, en palabras del autor, «a la memoria de Aguedilla, la pobre loca de la calle del Sol que me mandaba moras y claveles» y formada por breves capítulos. Es muy célebre el primer párrafo que dice así:





Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. 
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: ¿Platero? y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo: 
Tie asero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

¿Os gusta? Os diré que es uno de mis libros favoritos desde  que era niña. Y bueno, como tendréis que  investigar y saber más sobre este autor y esta obra, ahora os inserto  dibujitos y textos de mis alumnos/as a los que siempre he motivado con esta obra.

Imágenes de  algunos capítulos

Algunos textos de mis alumnos/as

  

Bueno, otro día más, pero  ya podéis tomar buena nota. estos alumnos/as eran de unos diez años.