A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


martes, 22 de abril de 2014

Día del Libro con mis nietos y nietas


  Mis queridos nietos y nietas: Sin que vayáis a pasar página de los Consejitos de ayer, hoy, tampoco yo puedo pasar este bonito e importante Día del Libro sin aportaros algo de lectura.
He elegido una cosita divertida para que la podáis escenificar, memorizar, etc. pero lo más importante es que leáis algo, lo que sea: un chiste, una poesía, un cuento, un libro… Los libros son siempre nuestros mejores amigos y es por eso que mi casa está rodeada por todas partes de estas silenciosas compañías que siempre están ahí, esperando que las necesite para sacarme de dudas, de problemas, de aburrición y hasta de posibles días grises.
Amad los libros y empezad, algunos ya lo hacéis, a tener  vuestra  pequeña, ahora, biblioteca, con  libros, páginas, notas, etc. de todo lo que vayáis leyendo y, ¡venga que ya está bien de sermones! ¡A divertíos con esta medio tontería.

NIÑO CABALLERO


A un puchero zapatero cayó un  sapo puñetero, y en mi plato pirulero lo encontré con un sombrero
-¡Hola, niño caballero! Como tú quiero comer del puchero zapatero.
-¡Fuera, fuera de mi plato! ¡Fuera, fuera que te mato!
-Ya me voy, niño gruñón.  Que te pique un  moscardón que te saque un  buen chichón.
Al puchero del Señor cayó una bonita flor y en mi plato pirulero la encontré con el romero
.-Hola, niño caballero! Soy rosa del jardín del amor y de tu plato pirulero un poquito comer quiero.
    -Si eres rosa primorosa del jardín del amor, toma y come con mi tenedor. Así estará más gordo el puchero del Señor.
-¡Hola, niño caballero! –dijo el sapo puñetero- ¡Yo te pedí comer primero comer de tu plato pirulero.
-¡Fuera, fuera de mi plato! ¡Fuera, sapo que te mato!
    -Yo  sí comparto el tenedor -dijo la rosa- con ese sapito hambriento que es criatura del Señor.
-Lleva razón la flor –dijeron todos- Llamemos al sapito puñetero y que coma también del puchero pirulero.
-Sapito caguetillas, sapito caguetón, ven y come con nosotros del puchero del Señor.

Pascua de Resurrección con mis nietos/as


                Si esta amapola, primera que encuentro   esta primavera, ha resucitado de los rigores del invierno, ¿cómo no resucitar nosotros?

No quiero dejar pasar el día que  fue el final de la Semana Santa. me refiero al Domingo de Resurrección.  De sobra sé que todos me vais a decir: ¡Abuela, que eso de que  Jesús resucitó es un cuento!
Y yo para nada voy a entrar en ese tipo de polémica: Pues, eso, que de alguna manera lo que deseáis es que os diga  que sí y os lo demuestre porque de otra manera no lo creéis, y yo  no soy  tan poderosa, ni tan sabia, ni creo que haya en el mundo alguien capaz de demostrar algo así. 
Pero sí hay una resurrección que es de la que yo quiero hablaros a propósito  de esta Pascua de Resurrección. Se trata, sí, de la capacidad que tenemos todos para levantarnos, cuando nos creemos perdidos para siempre. 
¿Qué cuando pasa eso? ¡Ea, pues escuchad, leed mis consejitos de hoy.
Hay veces en la vida, que ojala tardéis años en conocer, en las que, por ejemplo, la pérdida de un ser querido, es mucho peor que la propia muerte y si bien, al principio uno se queda, pues, así, como muerto, hay que sacar fuerzas y volved a la vida porque alrededor nuestro, y aunque pueda darse el caso de que no lo sepamos, hay mucha gente que nos necesita, que su vida y la nuestra puede  ser como un pequeño puente y si se rompe, no servirá a nadie para cruzar de orilla a orilla. ¿Entendéis? Creo que regulín.
Otras veces, por alguna razón conocida o desconocida, podemos caer en el profundo pozo de la depresión del que uno cree no poder salir jamás y, el sufrimiento es tal que es también peor que la muerte. De ahí que  mucha gente se suicida, pero yo os digo, porque lo he sufrido, que sí, que se puede resucitar y salir a la luz, pero hace falta un esfuerzo que viene a ser como a levantar la lápida que nos entierra vivos y salir fuera.
Pero creo que os estoy hablando de grandes “resurrecciones”, cuando hay, cada día, cientos de ocasiones  para resucitar lo que equivale a echarle valor a la vida y tirar para adelante con algo, como mínimo, de ilusión. Por ejemplo, de la pereza al
levantarnos y pensar en los colegios, en los estudios, etc.
También hay que resucitar, y os repito que cuando digo resucitar es echarle valor a la vida, cuando, por ejemplo, os podáis sentir desilusionados, frustrados por algo. No vale pensar o decir: todo es mentira; se acabó, por ejemplo, la amistad,  el estudio, el esfuerzo, la verdad, la justicia, etc. Y digo que no vale porque hay que hacer el esfuerzo de perdonar, olvidar y empezar…
¿Mas resurrecciones? ¡Claro que sí! El ser cada día mejores personas, más cercanas y útiles a los demás.
En definitiva, y ya termino: La vida es como un rodar y rodar, pero se puede rodar como bola de nieve que va creciendo con el rodaje o como rueda de carro que se va desgastando hasta no servir ni para el fuego.
¡Ojala un día entendáis el alcance de mis  consejitos, hoy!