A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


sábado, 28 de noviembre de 2015

Cartas al viento 1

Córdoba 29 de noviembre de 2016
Mis queridos nietos:  hoy os transcribo una carta que pertenece a una obra que titulo Cartas al Viento. Sí, como si el viento las pudiese llevar de un lado para otro y de mano en mano. Cada una lleva un nombre como destinatario, alguien que alguna vez se cruzó en mi camino-
Ya sois  un poquito mayores y es bueno que de vez en cuando os detengáis a leer cosas que pasan y que no tienen más importancia que la de saber transcenderlas y darles el verdadero valor que tienen. Así que leer cómo valoró la abuela  a una  gitanilla.

Hola, Manuel: he madrugado, y ya sabes dónde voy: a vivir. Te cuento algo que me sucedió hace algunos veranos, algo que esta noche vuelve a mí y comparto contigo.
Fresco, como el ramo de jazmines que “Rozarillo” colocó en mi pelo, conservo el bonito recuerdo de aquella gitanilla que se cruzó en mi vida un atardecer de verano hace ya... ¡años! Casi anochecía. Resultaba bochornoso, e irrespirable, el vaho calentón que exhalaba el asfalto recién regado de aquella terraza de barrio donde la gente se apiñaba haciendo acopio de sillas y mesas. Desde mi posición, observaba las peripecias que una pequeña niña gitana, no más de nueve años que, con una canastilla  de ramos de jazmines,    de mesa en mesa, sorteando dificultades, ofrecía.  Con toda mi alma, deseaba que llegara a mí. La sentía crecer en mis deseos: necesitaba tenerla cerca, hablarle, comprarle un ramo de jazmines. Cuando al fin, desenvuelta, con una chispa en la mirada, la tuve a mi alcance, una especie de reverente admiración, me llevó a contemplarla con el estupor y  sorpresa que se goza ante una obra de arte. Sus ojos verdes como las olivas parecían dos estrellas sostenidas en vilo por un soplo de viento; su boca era la más fina pintura de un beso; su pelo negro ensortijado, cayendo desmelenado por los hombros, sus pies descalzos, aquella piel negra como barnizada de soles y caminos, todo en ella hablaba de una historia distinta, de una precocidad hecha carne entre trigales y noches de cielos estrellados, entre caminos de polvo,  amasados con palmas y bailoteos...
Hasta mi mesa llegó en  medio de reproches de la gente. Te compro una moña –le dije-.¿Te la pongo, “zo” guapa que eres mu graciosa y mu buena? Me la colocó en la cabeza, al punto que una voz la arrancó de mi lado: ¡Venga, Morena, deja ya la casquera!
En medio de la bulla se me  perdió para siempre. Aquella noche, hasta muy tarde, acaricié la moña de jazmines que la gitanilla colocó en mi pelo. Y esta noche de desastres en el mundo, yo aprieto contra mi pecho, un solo jazmín,   llamado paz y me noto "güena, guapa, graciosa"... Un poco menos paya; un poco más gitana.

Tal vez, amigo Manuel, nos  falten intemperies, caminos estrellados, soles... porque, en medio de tanta técnica y consumo, es fácil olvidar el encanto, la frescura, la gracia, la inocencia que puede transmitirnos una vulgar niña gitana.

              La belleza de este arbusto -creo que silvestre- que fotografié en la sierra, 
me recuerda la belleza de la niña gitana-

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Dos noticias de mis nietos me hacen feliz

Mis queridos nietos y nietas, dos buenas noticias, hoy. No hay ni primera ni segunda porque las dos me han hecho felices.
Una: Gonzalillo, que como sabéis, empieza con la lento-escritura, se queda un par de horas conmigo. Nada más entrar al piso, coge un papel, medio escrito y al margen, sin más escribe:

A mi abuela la tiero muro

Cuando termina me dice: ¿te leo lo que he escrito? ¡Claro! -le contesto.
Y, como si leyera,  repite de viva voz: A mi abuela la quiero mucho.

Y me emocioné hasta no poder más, porque, ¿quién con tanta inocencia, verdad y espontaneidad me ha dirigido  tales palabras?

Otra gran noticia es que mi Amalia  ha aprobado el carnet de conducir. Estaba radiante, y yo como ella porque también yo me sentí infinitamente feliz, el día que lo aprobé y porque me da  una inmensa alegría cuando os veo felices.

El escrito del chiquitín de la familia.


                                                    ¡Qué cosa más linda!

 

martes, 24 de noviembre de 2015

De mi diario de abuela

 Mis queridos nietos y nietas: ¿a qué no sabéis que la abuela  ha ido escribiendo un Diario con vuestras pequeñitas cosas? ¡Pues sí! Así que  cómo las ignoráis, porque erais mu chiquitines, os las voy a ir recordando:



Día 6 de septiembre
Mi Gonzalo me dice, al ir a recogerlo: abuela, Mónica  dice ya no soy su novio; que me ha dejado pero yo  lo que digo es que no me puede  dejar porque nunca me ha pillado.
Sin comentarios, lindo.

Día 3 de octubre
Hoy  he tenido aquí a tres nietos: hemos jugado al esconder por el piso, que vaya cómo se ha quedado.  A mi Javier le encanta agachar la cabeza en mi falda y que yo canturreé: uni, dolis, trelis, caitolis, etc., mientras los otros dos  se esconden
También jugamos a la gallinita ciega. Yo soy la gallinita. Ellos, que nada sabían de este juego, se lo han pasado de miedo.  
Ya se fueron y el silencio ha vuelto a esta casa, pero he sido feliz porque ellos lo han sido.

Día 12 de diciembre:
Mi chica ve un anuncio en la tele en el que aparece un negro. Dice: abuela,   ese hombre no me gusta. ¿Cual? -le pregunto- El que está coloreado -explica señalando al negro.
¡Qué graciosa y qué lista!

Día 14 de diciembre:
Mi Gonzalo quiere guardar dinero en la hucha porque dice que si, cuando sea mayor, no se puede comprar un coche o una moto, no podrá ir a trabajar, y si no puede ir a trabajar, no ganará dinero y,  si no gana dinero será será un pobre. 
Le explico que más importante que el coche o la moto para ir a trabajar es estudiar y prepararse para  trabajar. Me contesta  tan ingenuamente que ya  no tengo respuesta: ¿Y si el trabajo para estudiar está lejos, que voy volando?

 Día 15 de diciembre:
Mi Javier está muy contento porque le han puesto luces  en su dormitorio -alógenos-. ¡Mira, mira, abuela mis luces; son como las de Navidad!    ¡Qué agradecido es mi chiquitín!

Día 20 de diciembre
Me quedo con mis niños porque su madre va de compras. Gonzalo juega al fútbol en el poliodeportivo y mete un gol. Yo espero con mi Javi en la cafetería. No cesamos en el juego. Después venimos a casa y vemos una película. Cuando llega su madre no se quieren ir. Nos quedamos con la abuela, nos quedamos con ella -repiten-, porque nos divierte.




jueves, 12 de noviembre de 2015

Un mundo de colores para mis nietos



Mis queridos nietos: ¿A que os gustan estas fotos?  
Son  mi mundo, mi tierra, mi vida de colores donde todos podamos vivir en libertad.




viernes, 6 de noviembre de 2015

La educación es un valor

¡Ea, pues hoy vuelvo de nuevo a  compartir aquellas páginas de consejitos que os dediqué  ya hace... mucho! Y voy a empezar por refrescaros la memoria acerca de lo que es  un valor muy importante: la buena educación, algo que en vuestras casas  os enseñan, pero yo "machaco" que es una buena forma de  que aprendáis Y lo hago, como siempre de forma casi esquemática  
  Mirad esta foto  del otoño pasado. Mi Gabriel atiza la candela.

 Os doy consejitos muy resumidos. 
A los mayores, en general, y a los abuelos, en especial, hay que prestarle la atención debida, cuando hablan. Es horrorosa esa costumbre de exclamar, antes de escuchar: ¡que me dejes!
Los abuelos y abuelas, por lo general, han perdido con el paso de los años, oído, vista, memoria y muchas más cosas. Así que no le habléis a gritos, ni le digáis, estás sordo, estás ciego, estás empanado, etc. Bastante tienen con sus problemas y limitaciones para que alguien se los resalte y recuerde.
Siempre que veáis a un mayor  con algo de peso en las manos y notéis que le cuesta trabajo llevarlo, ofreceos a prestarle ayuda.
Si entráis o salís al tiempo que otra persona, sujetadle la puerta hasta que salga o entre.
Si estáis embebidos con los móviles y entra alguien a vuestra casa, aunque sea de la familia, dejadlo, levantaos y saludad.
A la hora de comer o de estar en familia, apagad los móviles. No es educación ausentarse del resto.
Cuando estéis en un lugar público, por ejemplo, comiendo, procurad hablar bajito y sobre todo no habléis todos a la vez.
Si vais en el autobús, por ejemplo, y sube alguien que se le ve discapacitado por edad o por cualquier otra cosa, y vais sentados, cededle el sitio.
Al cerrar una puerta, evitad portazos.
Si entráis a un servicio público, y por supuesto al de vuestra casa, dejadlo como quisierais encontrarlo. Ni un pelo en el lavabo, ni un papel por el suelo…
No miréis a nadie, por mucha curiosidad que os pueda despertad, con tanto descaro que la persona afectada se dé cuenta.
Evitar toda clase de ruidos corporales delante de los demás.
Y hoy termino, pero preparaos la que os espera. Quisiera que no solo fuerais educados sino  re-fi-na-dos.

¿Qué eso qué es? Educados súper. ¿Lo pilláis?