A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


miércoles, 30 de diciembre de 2015

Fin de año y noticia para mis nietos/as

 Mis queridos nietos y nietas: Terminamos  un espacio de  tiempo, llamado año, un día más en definitiva, pero un día para hacer balance de cómo han transcurrido  estos pasados días y enmendar aquello que no haya sido  lo mejor que podíamos dar o hacer: lo mejor, en definitiva, que se esperaba de nosotros. Tendremos nuestra cena de fin de año y seremos, una vez más, felices por estar todos reunidos.
Este año, como sabéis no ha sido demasiado bueno para mí, pero  siempre hay que pensar que para  otra mucha gente habrá sido  mucho,mucho peor. Por eso le doy gracias a Dios y, por eso, quiero deciros que, para todo, la voluntad de lucha por seguir y seguir, es lo principal para progresar y vivir.
Y ahora este enlace, dónde  aparece esta vuestra abuela con una buena noticia. Mil besos y, ya lo sabéis,os quiero muchísimo

viernes, 25 de diciembre de 2015

Estampa navideña para mis nietos/as

Mis queridos nietos y nietas: mirad que foto.

En un paseo a orillas del Guadalquivir, un poco alejada de Córdoba, he tropezado con esta manada de ovejas.

Medio extasiada por la emoción de una visión tan real y al mismo tiempo tan ancestral, me conmoví profundamente. 
Me dije: nada más bello para compartir con mis amigos que esta auténtica estampa navideña.

Sí, vosotros no habéis sido niños de campo, de animales ni de otras muchas cosas, pero en los pueblos, sobre todo, era muy  frecuente, casi diario, ver por las calles  manadas de cabras, ovejas, burros, etc,
Ahora solo vemos  tele, móviles, tecnologías... No obstante, nada hay más maravilloso que la vida en todas sus manifestaciones.
Aquí la tenéis. ¿A qué os gusta?

martes, 22 de diciembre de 2015

Sentarse a la mesa

¡Ea, mis queridísimos nietos y nietas!  Mañana noche sí es ya Noche Buena. ¿Tenéis preparado el cuaderno dónde todos escribamos al menos una frase? Por si acaso, llevaré yo el mío con buen boli para que no haya excusas. Seguro que esta mañana iréis de compras con vuestros padres que vivieron esa entrañable costumbre, cuando eran niños. Vividla a tope y sé conscientes de esos momentos felices  de familia  unida que se quiere.  Yo, entre tanto, prepararé los aguinaldos que este año con la crisis… ¡Bueno, no os preocupéis que los he recortado poco, muy poco!
Y unas palabras tan solo para que todos dediquemos un momento a recordar al abuelo Mariano que tanto le gustaban estas fiestas y que, era tan generoso, que la última Navidad que pasó con nosotros, muy enfermo  ya, ¡ni una palabra de tristeza! Al contrario, cantó, bailó, tiró  petardos y preparo “los platoss gordos” que era cómo llamábamos a la cena. Así que, siguiendo su ejemplo, nada de  penas y a ser felices.
Y ahora unos consejitos para esa mesa de Noche Buena en la que todos nos vamos a sentar.  
A la mesa hay que sentarse bien vestidos, limpios, peinados… Y esto no quiere decir que tengamos que estar incómodos, tensos, con ropas súper lujosas. ¡No, no, ni mucho menos!, pero nada de seguir con la misma ropa que se tiene puesta todo el día: hay que arreglarse.
Sentarse bien a la mesa  implica otras muchas cosas como saber usar debidamente los cubiertos, saber cortar la carne, comer el pan sin dar bocados a un solo trozo sino a pedacitos chicos, masticar sin ruidos, evitar que se vea la comida en la boca,  sentarse bien en la silla,  etc. etc.
Las servilletas no son baberos de niños pequeños, luego no os las colguéis del cuello. Usadla con discreción, puesto que van quedando manchas de comida. Si no os gusta algo de la comida, como mínimo, probadlo pero no le hagáis ascos ni expreséis con gestos o palabras vuestros desagrado. Pensad que las persona  o personas que han cocinado lo han hecho con el mayor interés y esmero para agradar. Así que es de buena educación elogiar lo que se come. Escuchad al que habla y evitad hablad a la vez y en voz tan alta que solo parezca ruido. Evitad las peleíllas que tanto os gustan entre hermanos. Si os da tos o tenéis que estornudar, hacedlo con el mayor disimulo posible. Por supuesto, nada de eructos. No habléis con la boca llena. Es horroroso que los demás nos vean masticar la comida. Pedir las cosas por favor. No hagáis ruido con los cubiertos. No  os levantéis de la mesa, aunque hayáis terminado de comer, hay que esperar a que terminen todos. Para coger agua o pan, no paséis el brazo por encima del plato de otro. Pedidlo al que lo tenga más cerca.
Y en fin que esto parece un recetario más que mi cartita de Navidad, pero me toca enseñaros y, desde luego, seguir aprendiendo que es mucho. Cantad, bailad, reíd... Dedicad también un recuerdo a los que no tienen techo, ni plato, ni Navidad ni nada de nada. 
Si algún día se publica la obra titulada "Historias de mi abuela" podréis leer cosas muy interesantes  y divertidas acerca de cómo se vivieron aquellos años en los que yo fui niña, en los que no había casi nada pero éramos felices porque teníamos ilusión por todo Y ya termino. Recordad siempre que solo el amor salva y es la mejor fuente de felicidad. Dad y recibir amor es el mejor motor para vivir  y morir en plena conciencia de haber valido la pena  nuestra existencia. Promoved convivencia familiares siempre que podáis, porque  la familia unida será el mejor bálsamos que encontréis a los aguijonazos de la vida. Os quiero muchísimo.


Y  con esta foto del año  pasado por estas fechas os quiero recordar que la vida son momentos, fogonazos de luz que, de vez en cuando, se visten de negro. Llenaos, pues, de luz para cuando llegue la noche.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Se aproxima la Navidad

Mis queridos nietos y nietas: Se aproxima la Navidad, la Noche Vieja y Reyes, fiestas que siempre  me gustaron más que ningunas por ser, al menos para nosotros, fiestas de convivencias familiares que tanto celebramos  todos pero, más especialmente   vosotros que, como todos los niños os sentís felices rodeados de titos, primos y posiblemente de abuelos. Por eso, hoy os quiero recomendar algunas cositas de cara a los abuelos y abuelas que tanta nostalgia y recuerdos les provocan estas fiestas y que sin embargo, callan, sonríen y obsequian a todos de la mejor manera que pueden.  
Bueno, pues si tenéis la dicha de compartir comidas y convivencia con ellos, no olvidéis estas recomendaciones que os dejo aquí y que, por supuesto, son válidas no solo para unos días y para vuestros abuelos, sino para todos los mayores   y siempre
Cuando, por ejemplo, vuestros abuelos siempre, pero en especial estos días, vayan a vuestras casas a comer o sencillamente a estar un rato recibidlos con alegría y no os quedéis sentados, mirando, por ejemplo, a la tele o al móvil como si no hubiese llegado nadie. Salidle al paso, dadle un beso, cededle el sitio que pueda serles más cómodo, anticipaos a sus necesidades, preguntadle alguna cosilla que les dé oportunidad de hablar y se olviden de sus años y ausencias,  que serán muchas.
¡Ni se os ocurra llamarles antiguos si inician algún tema relacionado con el pasado. Escuchadlos con atención porque en su “mochila” pesa mucho más pasado que futuro. También en la vuestra de hoy pesa ya el antiguo de ayer.     
Si los abuelos comen o conviven en familia, atendedlos de forma que se sientan unos más, pero con la delicadeza que les haga a un tiempo sentirse también queridos, deseados, considerados y hasta celebrados.
¿Qué como se hace eso? El amor, solo el amor, hacia ellos os dictará el cómo. ¿Acaso necesitáis que se os diga cómo comportaos con ese chico o chica  que tanto os gusta y por el que ya sentís algo más que amistad? Los abuelos y abuelas, por lo general, han perdido con el paso de los años, oído, vista, memoria y muchas más cosas. Así que no le habléis a gritos, ni le digáis, estás sordo, estás ciego, estás empanado, etc. Bastante tienen con sus problemas y limitaciones para que alguien se los resalte y recuerde.
No llaméis nunca viejos a los abuelos por muchos años y achaques que tengan. Vieja puede ser, por ejemplo, una mesa o una silla porque ya no sirva y haya que sustituirlas, pero las personas no son sustituibles y mientras vivimos, nos queda algo por hacer, aunque tan solo sea testimonio para recordar a los jóvenes aquello de… como te ves, me vi; como me ves, te verás…
Si los abuelos os recomiendan algo, puede que sus palabras os resulten torpes, puede que no os gusten o que no os sirvan, pero podéis estar seguros de que las palabras que salen siempre de sus labios son las  mejores palabras que tienen, impregnadas del mayor amor posible.
 Si los abuelos o alguno de ellos viven por necesidad de cualquier orden en vuestra casa, pensad que no solo precisan un plato y una cama,  necesitan, sobre todo, su espacio por pequeño que sea y, a veces, más que espacio físico, se trata de un respeto absoluto a sus silencios, siestecitas, a sus programas de tele, a su tiempo en el lavabo e incluso respeto a sus pequeñas manías.
Borrad, borrad, para siempre de vuestros labios, esas horribles palabras que  suelen usar los jóvenes, cuando los padres, los abuelos les preguntan algo que no  les gusta: ¡que me dejes! Si no queréis hablad de ello, sonreíd y callad que ya es una buena contestación
Y, bueno, que lo dejo hoy, pero que no hemos terminado. Os espera estos días, especialmente, un buen chaparrón de consejitos.

 Besos, besos, muchos besos de esta abuela que se le queda la boca chica para deciros cuánto os quiere.  

Leyenda de la mulita y el buey

 Mis queridos nietos y nietas: otro cuento que un día escribí para  que mis alumnos representaran el el aula y que ahora os dedico para que entendáis cómo no hay edad para  servir y hacer el bien. os quiero muchísimo. 

Belén de plastilina  hecho por la tita Isa

Un hombre que en el campo trabajaba con una mula y un buey se ayudaba pero los dos animales, ancianitos ya estaban y las patas se le doblaban a cada paso que daban. Un día el hombre dijo: lo siento, amiguitos! No me servís ya para trabajar. Tendré que llevaros al matadero y algo por vosotros me darán. No tengo medios para viejecitos alimentar.
Y al ser de día, en la cuadra entró y antes de salir, de nuevo les habló: queridos animalitos: os debo mucho tengo que reconocer. Cada día me habéis ayudado en mi duro quehacer. Podréis por ello comprender qué difícil me resulta esta decisión pero no me queda otra; también sabéis que mal anda mi corazón. No puedo trabajar y solo quiero, necesito, otra solución,
Y dicho esto, a la mula y al buey en un carrito cargó y pasito a pasito a las cercanías de un pueblo llegó y sentándose en una piedra, se hizo esta reflexión: ¿Dos animales tan viejos quién me va a comprar? No sirven ni para carne, ni para trabajar. Será mejor que los deje en libertad, que hagan lo que puedan y Dios les ayudará.
Y bajándolos del carro de ellos se despidió. ¡Ea, aquí termina nuestra aventura! Tenéis plena libertad que habéis trabajado mucho y de ella debéis disfrutar. ¡Adiós, queridos amigos! Os deseo encontréis algo de felicidad.
Y anochecía, cuando el hombre se alejaba y los dos animalitos uno a otro se miraban. Al fin la mulita habló: ¿Y qué podemos hacer? Para nada servimos ya, tendremos que caminar y buscar un refugio donde la noche pasar. ¡Sí, sí, -dijo el buey- qué frío hace en este lugar! Pero, ¡qué cansado estoy! Muy lejos no podré llegar. ¡Ánimo, amigo! Despacito vamos a caminar y seguro que encontramos dónde la noche pasar -contestó la mulita.
Mal andaban los dos cuando, con la luna llena divisaron un portal. Era un abandonado cobertizo con paja y poco más. ¡Vaya! ¡No está mal este lugar y los dos juntitos nos daremos calor, y ya buscaremos mejor sitio cuando salga el sol –exclamó la mulita. ¡Vale, vale! .dijo el buey-. No está mal; me muero de sueño y mis patas no pueden más.
Y acurrucados y adormilados estaban cuando oyeron que un murmullo de pasos se acercaba. Con las orejas tiesas en alarma estaban ,cuando vieron llegar a un matrimonio que en borriquilla montaban y que despacito entre ellos hablaban.
-¿Qué te parece, María, este lugar?
-¡No está mal, José! En esta pajita nuestro niño nacerá Y estos dos animalitos / con su aliento calentarán.
¿Has oído, hermano, lo que he oído yo? –preguntó la mulita-.¡Sí, sí! Creo que he oído bien. Que un niño nacerá y que tú y yo con nuestro aliento vamos a calentar.
Y nació Jesús, nuestro Salvador. La mulita y el buey su aliento dieron y el portal se iluminó con estrellas caídas del cielo. Ángeles, pastores y Magos al Niño regalaron y la mulita y el buey, para siempre en el portal con Jesús, María y José para siempre se quedaron.
Ángeles y pastores cantaban: En el portal de Belén ha nacido el Salvador, ha nacido nuestro rey y lo calientan con su aliento la mulita y el buey. ¡Ande, ande, ande, ande, / la marimorena / ande ande, ande que es la Noche Buena. Y a coro todos repetían
Noche de saber / noche de cantar / que para ayudar / no existe la edad.

martes, 15 de diciembre de 2015

Leyenda del árbol de Navidad

  Mis queridos nietos: sigo con mis cuentos de Navidad. Sé que ya entendéis la lección que hay en ellos sin que precisen palabras mías. Os quiero y  deseo sepáis valorar siempre estas fiestas que  sobre todo deben ser  días de familia, convivencia  en paz y también solidaridad con los  más necesitados. Vamos a la leyenda,  que como os dije, está en mis obras publicadas.  

En un pueblecito lejano vivía un hombre mago que ayudaba, con su magia, a resolver los problemas de sus vecinos. Un día les dijo:
-He sembrado un arbolito en el jardín para que  crezca y luzca en la navidad pero precisa para crecer que lo reguéis con vuestros deseos. Asi sus frutos serán vuestros deseos hechos realidad.
A partir de aquel día, la gente acudía al jardín y colocándose al lado del arbolito formulaban su deseo.
-Preciso dinero para ser feliz adquiriendo las cosas que deseo –dijo un hombre.
-Preciso poder para tener a mis vecinos doblegados –dijo el alcalde.
-Preciso campanas potentes para que esta gente vaya a Misa- dijo el cura.
-Preciso mejores libros para que aprendan mis alumnos –dijo el maestro.
-Preciso premios  para que me lean y ser famoso –dijo el poeta.
-Preciso belleza para no tener que envidiar a ninguna mujer –dijo una mujer.
-Preciso más farmacias y recetas para que la gente se olviden un poco de mi –dijo el médico.
-Preciso que mis padres me dejen más libre para ser feliz –dijo un joven.
Así fue pasando el tiempo  y, no obstante la riega de deseos, el arbolito no crecía. La gente empezó a clamar:
-El sabio nos ha engañado.
Pero el  sabio, los reunió ante el arbolito y dijo:
-Todavía faltan los deseos de un niño y de un anciano. Veamos qué desean.
-Yo quiero jugar –dijo el niño.
-Yo quiero  que no me falte el pan –dijo el anciano.

En unos instantes,  y ante la expresión de deseos del niño y del anciano, el arbolito empezó a crecer.
-Cómo es esto? –se preguntaba la gente.
-Muy sencillo -contestó el anciano-. Vuestros deseos solo eran  expresión de vanidad, poder. El niño y el anciano han pedido justo lo que precisan  sin más ambición.
Y el árbol, cada año, cuando llegaba la Navidad crecía y crecía junto a un gran belén que los vecinos, con la lección aprendida, colocaron  junto a él.  
Y ahora otra foto de nuestras navidades familiares., Aquí sois ya un poquito mayores.