A mis nietos y nietas


Si a vuestro paso habéis dejado caer alguna
espina, regresad, arrancadla y en su lugar sembrad
una rosa.

Vuestra abuela que os quiere tanto...


martes, 24 de mayo de 2016

Cultura no es igual que educación, mis queridos nietos.

Mis queridos nietos y nietas: hoy, y dado que ya sois lo suficientemente maduros para comprender, os transcribo mi artículo del Diario Córdoba en mi columna de educación. Lo he titulado: cultura no es igual a educación. Leedlo y lo comprenderéis. 

Mis alumnos hacían muchos trabajos en equipo porque era, y es, 
una buena forma de que aprendan a respetarse, ayudarse, conocerse, etc.

¡Qué placer resulta tratar con gente educada. Algo que parece haberse depositado en el almacén de objetos perdidos. Mi padre, gran maestro, en constante trance educativo, dedicaba su escaso ocio a educarnos, a lo siete hijos que éramos, en modales, palabras, comportamientos: aprender a saludar, respetar, atender a todo el mundo. ¡Y cómo teníamos que comparecer a la mesa! Limpios, peinados, bien sentados, bien hablados… 
Pero aquel tipo de educación, en mucho y para muchos, se esfumó o, tal vez, como en mi caso, quedó grabado en el índice de la nostalgia y memoria de valores placenteros. Sin embargo, donde menos se piensa, la educación se hace manifiesta como me sucedió, hace algún tiempo en un corto trayecto en taxi. 
Me indigna que en situaciones similares en las que el conductor se olvida de la educación, y habla con otros compañeros, etc. como si el pasajero fuera poco menos que una maleta. Mi taxista, aquel día, me hizo  sentir el placer de la educación: palabras precisas, correctas y hasta cultas. Gestos inusuales: bajarse a abrirme la puerta del taxi, limpieza y postura impecables. Me suele suceder que, sin saber a qué obedece, me siento importante cuando alguien me trata así. 
Hay quién dice que cultura es sinónimo de educación, pero de eso nada. Hay gente muy culta que no sabe comer,  sentarse a la mesa, respetar opiniones, etc. y hay gente sin la menor cultura, pero con un sexto u octavo sentido para actuar con respeto y educación. Eduquemos, pues, a nuestros alumnos para que su convivencia y relación con los demás resulte un auténtico placer.  Donde hay educación -dice Confucio-. no hay distinción de clases. 
Yo, mis queridos nietos, añado, no hay imposiciones, intransigencias, hay, sí, libertad, hay moral respeto…, pero el trato se hace insoportable cuando, haciendo alarde, bien de progreso, bien  de costumbres o comodidad, se olvidan las más elementales normas.  
No, no es igual cultura que educación, sería, eso sí, el ideal por el que trabajáramos todos.  Y el ideal que deseo para vosotros  y por vuestro bien: tratad de ser educados  con todo el mundo y de igual manera seréis tratados. (*) Maestra y escritora.